Foto: Wikipedia |
El amigo Wolfgang estaba componiendo su concierto para piano número 17 en la época en la que anotó en un diario de gastos unas notas que le pensaba le vendrían bien para su última obra.
Habría sido un auténtico milagro que Wolfgang se acercara por la tienda de mascotas y un estornino cualquiera le hubiera silbado el tema del último movimiento de un concierto que todavía no había estrenado. ¿Lo inventaría el estornino y lo copiaría, corregido, Mozart? Lo contrario parece más probable:
Mozart había tenido pájaros antes, y sabía de las capacidades ocultas de los estorninos. Quizá dedicara un rato a enseñarle una melodía que estaba componiendo: a Mozart le gustaba silbar.
Una especulación sobre el tema dice que el dueño de la tienda recordó hábilmente una melodía que Wolfgang había silbado en una visita anterior, e hizo lo posible porque el estornino la cantara con el objeto de impresionarle y cerrar la venta. A saber: la cuestión es que el estornino hizo una interpretación solvente. Tan solo alargó un poco el Sol del primer compás y en el segundo “decidió” desafinar yéndose un semitono por encima de la tónica.
Mejor mirad este vídeo a partir del minuto 3:33 (y sobre todo el 4:37):
Tal vez cueste creerlo pero es muy posible que un simple pajarito haya aportado las más sutiles notas a la música más grande jamás creada.
Por cierto; otro dato que afirma que los estorninos sienten la música cómo la sentimos los humamos.
Visto en: brucknerite.net/... Los estorninos son realmente increíbles.
¿Qué os ha parecido? No me digáis que no os ha gustado. ¡Un respeto a los pajaritos!
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