El profesor de Química, Santiago Álvarez, de la Universitat de Barcelona ha analizado en inglés y en castellano centenares de composiciones y su conclusión es que el oro, la plata, el oxígeno y el estaño son, por este orden, los cuatro elementos químicos más citados en la música.
Este estudio es tan novedoso que incluso se ha publicado en la revista New Journal of Chemistry. El objetivo principal, según el autor del particular análisis es "tender puentes entre la ciencia y la música".
La idea surgió el año pasado en un entorno puramente científico: los actos del centenario de la muerte de Dmitri Mendeléiev, creador de la tabla periódica de los elementos. Encontrar relaciones entre ambos mundos le permitió a Álvarez descubrir que "una porción no despreciable de la terminología científica ha sido incorporada al acervo popular, aunque muchas veces de manera superficial".
La plata y el oro son los casos más usados, demostrando ambos que también en la música, estos elementos son venerados. Sus referencias se prodigan en la música clásica, como demuestran obras de Johann Sebastian Bach, Ludwig van Beethoven, Anton Dvorák y la conocidísima ópera El oro del Rin de Wagner. Pero la música moderna no es ajena a su embrujo. Grupos y artistas como los Beatles, los Rolling Stones, Bob Dylan, Genesis, Elvis Presley y Status Quo lo han usado en sus letras.
El estudio desvela las preferencias del jazz por el estaño (tin en inglés), tal vez porque figuras como Louis Armstrong y Sidney Bechet versionaron Tin roof blues. Sin embargo, los ingleses usan la expresión "oído de estaño" para hablar de los que carecen de oído musical.
El heavy metal prefiere ensalzar el hierro. Es el caso de los grupos Iron Maiden e Iron Butterfly, y de las composiciones Hard as iron de Judas Priest y Iron man de Black Sabbath. En el polo opuesto, Georg Friedrich Haendel también mostró predilección por el hierro, como demuestran los cetros de hierro que aparecen en El Mesías o en su ópera Esther. Más prosaico fue el malogrado Kurt Cobain, líder de Nirvana, que usó el litio que tomaba para aliviar sus depresiones para titular una de sus canciones.
La música española tampoco es ajena a la química, como demuestra la canción Aire de Mecano, que cita a la vez el oxígeno, el nitrógeno y el argón. Más gamberro, el cantaor flamenco Diego Carrasco hace juegos de palabras en La química. Aunque mucho más literal fue Tom Lehrer en The Elements, todo un himno de los químicos anglosajones. Recitó al piano a una velocidad vertiginosa los 92 elementos de la tabla periódica.
Más información y visto en: http://www.elperiodico.com/
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