23 de enero de 2009

Descubren una mutación genética que permite la autoprotección del oído

Un equipo internacional de investigadores ha descubierto una alteración genética que permite al sistema auditivo autoprotegerse de una pérdida de audición permanente.

La clave se encuentra en una mutación genética que participa en la síntesis de la proteína nAChR,
que se encuentra en las llamadas células sensoriales del oído y con la que se espera desarrollar nuevos fármacos para este campo.

"Hasta ahora, existía cierta incertidumbre en este campo sobre para qué se utiliza este sistema de limitación del sonido (...) ahora hemos demostrado definitivamente que este sistema funciona, en parte, para prevenir el trauma acústico", explica el profesor Paul Fuchs, autor del estudio.

Para el análisis, se modificó genéticamente un bloque de la proteína involucrada y se testeó su capacidad para la protección de la escucha en ratones. "Esta mutación fue diseñada para producir lo que se denomina como 'ganancia de función', en el que el efecto inhibidor de la ACh debería ser mayor de lo normal", explica Fuchs en el estudio publicado en 'PLoS Biology'.

Debido a esta modificación genética, los ratones eran menos capaces de oir los sonidos suaves, lo que demuestró que la alteración en las proteínas nAChR provocaba una disminución de la audición. Entonces la pregunta fué si esta alteración en la proteína y la mejora en la habilidad de bloquear el sonido de los ratones alterados podría también proteger de daños provocados por el sonido.

Para averiguarlo, el equipo expuso a los ratones a un sonido de 100 decibelios (peligroso para la audición si se mantiene un tiempo prolongado) y midió de nuevo su capacidad para la escucha. De este modo, los investigadores descubrieron que los ratones con esta modificación sufrían menos daño permanente en la audición. "Creemos que esta vía podría ser una diana terapéutica para la protección de los daños por exceso de ruido", explica Funchs.

"Hasta ahora, hay poca o ninguna farmacología específica en este campo. Todavía estamos aprendiendo como funciona el oído interno", señala el investigador, que añade que los mecanismos moleculares, como el aquí analizado, frecuentemente involucran un único gen, con lo que existe una oportunidad real de búscar fármacos específicos en este campo para el futuro.

Hasta que se logren estos fármacos, Fuchs sugiere limitar el tiempo que se pasa en los conciertos de rock y usar tapones en los oídos para protegerse.

Más información y artículo original: http://biology.plosjournals.org/

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